apagar el micro
Ayer, quién ha sido considerada la voz del olimpismo para muchos, se retiró. Después de casi 36 veranos apagó su micrófono y entre lágrimas dijo adiós.
Es posible que si la ves en persona no la reconozcas, pero si la escuchas durante 5 segundos te suene familiar.
Su voz es familiar por que da igual que fueran olimpiadas de verano o de invierno que ella siempre estaba ahí transmitiendo los logros del deporte español. Esa voz la conocerá casi todo el mundo, pero su no nombre creo que no tanto.
Se llama Paloma, Paloma del Río Cañadas y ha sido la voz del deporte en televisión.
Escribo esta carta (y me subo a este carro) porque me parece un bonito ejemplo de como lo minoritario puede llegar a ser de todos.
Que no se trata de ser el más grande o el que más llame la atención, si no de ser auténtico y aportar valor en lo que sea que hagas.
Que se pueden transmitir los valores del deporte sin ser Messi, Cristiano o Lama. Se puede ser relevante en la vida de los demás fuera de los focos, sin crispar y sin rellenar periódicos de noticas vacías.
Y porque no, me subo a este carro porque aquí en la casa del cerdo estaremos siempre con la gente que se despide de esa forma tan bonita.
Creo que es todo.
Pasa buena tarde.
Maxi // Hago jamón.